viernes, 8 de octubre de 2010

¿Somos anti-escuela? - Carnaval de blogs de homeschooling



Lancé la pregunta y me tuve que poner a pensar, porque a veces nos dejamos llevar por los sentimientos y, aunque eso no es malo en si mismo, no es suficiente tampoco.

Antes me gustaba decir que no soy anti-escuela pero, en algún momento en los últimos dos años, empezó a ser una mentira. Así que he dejado de decirlo.

Dicen que me he radicalizado; lo dicen, a veces, con un tono que roza el insulto, pero no insulta ni ofende quien quiere sino quien puede, y yo no me dejo. Creo, como mi querida Malvina, que en determinados asuntos no sólo es bueno y deseable radicalizarse sino que es necesario. La educación y crianza de los hijos es uno de esos asuntos.

Sigo pensando que la escolarización es aceptable cuando es consecuencia de una decisión razonada, fruto de una profunda y madura reflexión de los padres, y siempre que los niños estén bien, cosa que no siempre sucede. Sigo pensando que, por desgracia, algunos niños están mejor en el colegio que con sus propias familias; que todavía se puede estar abandonado en casa y atendido en el cole. Pero ésa no es la norma general.

Estoy convencida de que muchas de las personas que nos critican y atacan abiertamente no están haciendo nada más que aplicar la máxima de que la mejor defensa es un buen ataque. Y se defienden porque nuestra decisión cuestiona la suya propia, que quizás ha sido tan sólo fruto de la inercia o de la cobardía, en este caso da igual.

Podría contar historias de auténtico terror que suceden todos los días en las escuelas. Pero lo peor es saber que a muchas madres se les rompe el corazón cada vez que han de dejar a su hijo llorando en el cole. El niño vuelve contento del cole, así que la madre se autoengaña y se dice a si misma que la profesora tiene razón: que el niño llora para hacerla sentir mal pero que, en cuanto la madre se da la vuelta, se le cambia la cara y  pasa la mañana tan feliz y tan integrado en la clase. Así que la madre piensa -o quiere pensar- que el niño va contento al cole. Pero no hay que confundir el ir con el volver...

Me dicen que mi hijo no tendrá amigos, porque los amigos, ya se sabe, se hacen en el cole. Pero mi hijo sí tiene amigos y casi todos le dicen aquello de "jo, que suerte". Una niña de siete años me dijo una vez: "quizás tú podrías hablar con mi madre...".
De modo que sí, estoy en contra de la escuela y estoy en contra de que las madres (y los padres)  no escuchen a sus hijos. Estoy en contra del currículum impuesto, estoy en contra de los deberes, estoy en contra de los exámenes, estoy en contra del timbre, estoy en contra de sostener el sistema educativo con mis impuestos, estoy en contra de los profesores sin vocación, estoy en contra de la silla de pensar, estoy en contra de las mochilas con ocho quilos de libros y material escolar, estoy en contra de la "educación para la ciudadanía", estoy en contra de los exámenes de catalán que no son de lengua sino de ideología, estoy en contra de las notas, estoy en contra del plan de estudios de Magisterio, estoy en contra de los psicólogos escolares, estoy en contra del festival de fin de curso obligatorio, estoy en contra de las etiquetas, estoy en contra del acoso escolar, estoy en contra de que esas madres a las que se les rompe el corazón sigan pensando que no pueden hacer nada. Porque pueden.




9 comentarios:

Elisabet dijo...

Me ha gustado mucho tu entrada.
Da la casualidad que yo, habiendo ido al cole -"como tiene que ser"-he tenido y sigo teniendo problemas de socialización. Mis padres se han gastado un dineral en psicólogos por ello. Y en cambio mis padres siguen pensando que la educación en casa es una locura, que los niños no se socializan, que tendría que estar prohibido...
De todas formas no creo que la escuela en sí sea tan mala. Yo creo que tiene que ver más el hecho de que en nuestro país/sociedad, no se tienen muy en cuenta las necesidades de los niños. He visto documentales sobre el sistema escolar nórdico y es mucho más respetuoso que el de aquí, de ahí a sus resultados. En cambio aquí la mayoría de los niños cuando van a la escuela con 3 años; antes de eso han sido Estivilizados, han ido a la guarderia, han recibido algún "cachete correctivo". Bueno espero que se entienda , no me expreso muy bien.

Anónimo dijo...

parece que va por mi... estoy en esa situación.. soy la madre a la que se le parte el corazón, en que en muchos momentos pienso si es mas cosa mia que suya, y estará bien..
estoy hecha un lio con mucha falta de lectura sobre el tema

Anuradha dijo...

je,je,yo tambien estoy en contra

Estherqp dijo...

http://aprendiendoenfamilia.blogspot.com/2010/10/carnaval-de-blogssomos-anti-escuela.html
Muy buena tu entrada, muy sincera y directa. Aquí tienes la mía. Besitos.

Anónimo dijo...

Nosotros también somos anti-escuela. Estamos en contra de la domesticación, de no dejar vivir el presente para preparar para el futuro, y en contra de las muchas mentiras que se "enseñan" en la escuela. Be7s :)

Anónimo dijo...

lau
estoy en momento dificil y me hizo bien leer esta entrada.....gracias por pèoner en palabras lo que quisiera gritar -----un abrazo ani

Anónimo dijo...

Prometí varias entradas y estoy en deuda. Es que se me cruzan los niveles desde donde responder. Te leo, y escucho a la escuela que normaliza, que tabuiza los afectos, que agrede con su soberbia fascista. Claramente, esa escuela NO

Anónimo dijo...

Hola. Soy una madre de un niño de tres años y acabo de terminar Magisterio. Estoy de acuerdo con casi todo lo que dices, menos con la última frase: eso de que todas podemos. Creo que te olvidas de todas las que somos madres solteras o separadas y que no podemos plantearnos el quedarnos en casa con nuestros pekes, aunque a algunas nos encantaría, porque sencillamente, si yo no trabajo, no podemos vivir.
Saludos

Jose Córdova dijo...

LA verdad acerca de las escuelas se da a esa "necesidad" normativa de enviar a los chicos al colegio, razones racionales, verídicas no hay. Bueno, por mi localidad las escuelas públicas son cosas que se debe mejorar muchísimo. Te lo digo como una persona que el año pasado terminó todos los años del colegio

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